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Este blog a sido creado especialmente para nuestra sociedad, en la cuál nuestro objetivo es dar a conocer este problema que a todos nos puede suceder o nos sucede llamado "ESTRÉS"; Queremos colaborar con la información requerida de nuestros visitantes y así tengan en cuenta el porqué se manifiesta y cuales son las recomendaciones necesarias para tomarlo en cuenta en nuestra vida diaria. A continuación les presentamos las etapas de nuestra vida en la cuál se presenta el estrés, esperamos les sea de su interés y agrado.


Estrés en Adultos Mayores

A cualquier edad, el estrés forma parte de la vida. Tanto los jóvenes como los adultos tienen que enfrentar situaciones difíciles y sobrellevar obstáculos. Mientras que los adultos jóvenes luchan para establecer una carrera, lograr la seguridad financiera, o manejar las exigencias del trabajo con las de la familia, los mayores de edad pueden enfrentarse con la salud deteriorada o las finanzas precarias—o simplemente los desafíos de mantener su independencia. Desafortunadamente, las defensas naturales en contra del estrés disminuyen con el tiempo. Sin embargo, no hay que rendirse ante el estrés sólo porque uno ya no es joven.


Sin embargo muchas personas de la tercera edad logran vivir felices incluso bien entradas en la vejez. Los “viejos dichosos” tienen algo en común: mantienen sus vínculos con los amigos y la familia, hacen ejercicio y se mantienen activos y, sobre todo, encuentran maneras de reducir y controlar el estrés en sus vidas


La alarma del estrés


El estrés tiene dos caras principales, la física y la emocional, y ambas pueden ser especialmente difíciles para los mayores de edad. Los impactos del estrés físico son muy claros. Cuando las personas alcanzan una edad mayor, las heridas tardan más tiempo en sanarse, y los resfriados duran más tiempo. Un corazón de 75 años puede ser lento en responder a los requerimientos del ejercicio. Y cuando una persona de 80 años entra en un cuarto frío, su cuerpo se demorará más tiempo en calentarse.


El estrés emocional es más sutil, sin embargo, si es crónico, las consecuencias a largo plazo pueden ser dañinas. A cualquier edad, los cerebros bajo estrés suenan la alarma y sueltan las hormonas potencialmente dañinas como cortisol y adrenalina. Idealmente, el cerebro baja la alarma cuando las hormonas del estrés alcanzan un nivel muy alto.


Las hormonas del estrés proporcionan la energía y el enfoque a corto plazo, sin embargo demasiado estrés durante demasiados años puede tergiversar el sistema de una persona. La sobredosis de hormonas de estrés se ha vinculado con muchos problemas de salud, incluyendo las enfermedades cardiacas, la presión alta y una función inmunológica debilitada. Para los mayores de edad que ya corren alto riesgo de contraer estas enfermedades, es muy importante saber cómo controlar el estrés.


A través de los años, el cerebro puede perder lentamente la capacidad para regular los niveles hormonales. Como resultado, los mayores de edad que se preocupan por algo o se ponen ansiosos tienden a producir cantidades mayores de hormonas del estrés y la alarma no se apaga tan rápido. Según una investigación hecha en 2005 y publicada en la revista Psychoneuroendocrinology, las mujeres, sobre todo, al envejecer son susceptibles a sufrir un exceso en las hormonas de estrés. La investigación reveló que el impacto de la edad sobre los niveles de cortisol es casi tres veces más fuerte para las mujeres que para los hombres.


Por lo general, el flujo de hormonas de estrés puede resultar especialmente difícil de sobrellevar para los cerebros mayores. Según una investigación reciente proveniente de la Universidad de California en San Francisco, el cortisol excesivo puede con los años dañar el hipocampo, la parte del cerebro que es imprescindible para poder almacenar y recuperar la memoria. En varias investigaciones se ha descubierto que el cortisol alto va de la mano con la memoria deteriorada, de modo que podemos atribuir esos momentos delatadores de vejez al estrés.


Año tras año, el estrés emocional puede incluso incrementar el riesgo de la enfermedad de Alzheimer. Una investigación de casi 800 sacerdotes y monjas publicada en la revista Neurology en 2003 ponía de relieve este peligro potencial. Los sujetos que divulgaban que sufrían mucho estrés fueron dos veces más propensos que los menos estresados a tener la enfermedad.


Acelerando el reloj


El estrés no solamente hace que una persona se sienta mayor. Puede realmente acelerar el proceso de envejecimiento. Una investigación llevada a cabo en 2004 y publicada en los Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias divulgó que el estrés puede agregar varios años a la edad de las células individuales del sistema inmunológico. La investigación se enfocó en los telómeros, tapas que se encuentran en el extremo de los cromosomas. Cuando se divide una célula, los telómeros en la célula se encogen y la célula pierde un poco de vida. Cuando el telómero se vuelve demasiado corto, el plazo de vida se va agotando: La célula ya no puede dividirse o renovarse. Esto es un proceso clave en el envejecimiento, y es una de las razones por las cuales nosotros los humanos no podemos vivir para siempre.


Los investigadores revisaron tanto los telómeros como los niveles del estrés de 58 mujeres sanas que no habían alcanzado la edad de la menopausia. Los resultados fueron asombrosos: en el promedio de los casos, el sistema inmunológico de las mujeres muy estresadas había envejecida unos 10 años extra. La investigación no explicaba cómo el estrés añade años a las células que comprende el sistema inmunológico. Como escribieron los autores de la investigación, "los mecanismos precisos que vinculan la mente a la célula son desconocidos.” Por cierto, los investigadores sí tienen una teoría poco sorprendente: las hormonas del estrés podrían acortar los telómeros y reducir la vida de las células.


Controlar el estrés: ¿La verdadera fuente de la juventud?


La buena noticia es que podemos emplear lo que sabemos acerca del estrés y el proceso de envejecimiento a nuestro favor. Aprenda a controlar y reducir el estrés en su vida y tendrá una mejor oportunidad de vivir una vida larga y sana.


Mantener una actitud positiva es una de las claves más importantes—una investigación llevada a cabo en 2002 por la Universidad de Yale descubrió que las personas que se sienten mejor acerca de sí mismas al envejecer viven alrededor de siete años y medio más que las personas con una perspectiva pesimista. Los investigadores dicen que las personas con actitudes positivas manejan mejor el estrés y tienen una voluntad más fuerte para vivir.


Mantener vínculos fuertes con los amigos y la familia es una forma excelente de controlar el estrés. Recientemente la revista de la Asociación Psicológica Americana reveló que el apoyo social puede ayudar a prevenir el estrés y las enfermedades relacionadas con el estrés. Los beneficios de los amigos y la familia pueden resultar de mucho beneficio para los mayores de edad. Un artículo editado en el American Journal of Health Promotion en 2000 destaca que el apoyo social puede disminuir el flujo de las hormonas de estrés en los mayores de edad y, no por coincidencia, aumentar la longevidad. Otras investigaciones han descubierto que la comunicación social puede ayudar a las personas mayores a mantener la agudeza mental y reducir el riesgo de la enfermedad de Alzheimer.


El ejercicio, un remedio en contra del estrés para la gente de cualquier edad, puede ser útil sobre todo para los mayores de edad. Las caminatas frecuentes, montar en bicicleta, o los ejercicios aeróbicos acuáticos pueden incluso hacer más que mantener fuerte e independiente a una persona, de hecho el ejercicio puede bloquear los efectos envejecedores de los niveles de cortisol. Una investigación llevada a cabo en 2005 y publicada en la revista Psychoneuroendocrinology descubrió que las mujeres en buena forma física entre los 60 y los 70 de hecho tenían la misma respuesta al estrés que un grupo de mujeres en mala forma física de cerca de 30 años. Por lo tanto, las mujeres en sus 60 que no contaban con un buen físico soltaban cantidades mucho más grandes de cortisol como respuesta al estrés.


Por cierto, cualquier cosa que reduce el estrés innecesario llenará los años avanzados de más regocijo. Algunas personas necesitan intentar no hacer demasiadas cosas a la vez. Otras, a lo mejor, deben intentar ejercicios de respiración u otras técnicas de relajación. Otros a lo mejor deberán hablar con un psicólogo para encontrar una nueva perspectiva sobre sus vidas.


Cualquiera que sea el método, combatir el exceso de estrés vale la pena. La Asociación Psicológica Americana revela que reducir el estrés en la tercera edad puede ayudar a impedir las discapacidades y los viajes al hospital. Si como resultado la gente se siente más joven, más sana, y más feliz, tanto mejor.